La instalación Retrato de Silvia Elena (2008) de Swoon como medio de denuncia de la violencia y feminicidio en México
¿Quiere decir que cree que Kelly está muerta?, le grité. Más o menos, dijo sin perder un ápice de compostura. ¿Cómo que más o menos?, grité. ¡O se está muerto o no se está muerto, chingados! En México uno puede estar más o menos muerto, me contestó muy seriamente.1
Roberto Bolaño, 2666
La frase más o menos muerto está retomada de la novela 2666 del escritor chileno Roberto Bolaño. En “La parte de los crímenes”2, se relatan los asesinatos de mujeres ocurridos en la ciudad ficticia de Santa Teresa, acompañados de las investigaciones que se llevan a cabo pero que regularmente no conducen a ningún resultado. La narrativa se basa en los feminicidios de Ciudad Juárez, México a principios de los años 90s. En este ensayo propongo documentar y problematizar cómo la instalación puede crear espacios multisensoriales que permiten que el espectador de habla inglesa tenga un acercamiento al problema del feminicidio en la ciudad fronteriza.
Entre la ficción y la realidad, en México sí se puede estar más o menos muerto, porque muchas veces los cuerpos de las víctimas no son encontrados o identificados adecuadamente, dejando a los familiares con un duelo prolongado y una incertidumbre que puede durar toda la vida. Es común que la gente desaparezca y saber que sus cuerpos son arrojados en terrenos baldíos, dejados en el desierto y actualmente en la ciudad, gran parte de ellos pertenecen a mujeres. En contra del olvido de estas situaciones sociales, han surgido obras de arte que visibilizan la violencia desde diferentes perspectivas. Una de ellas se titula Retrato de Silvia Elena (2018) de la artista estadounidense Caledonia Curry, cuyo pseudónimo artístico es Swoon. La pieza se basa en el feminicidio de Silvia Elena Rivera Morales, perpetrado en 1995 en Ciudad Juárez, México.
La instalación del Retrato de Silvia Elena se exhibió del 30 de Mayo al 5 de junio del 2008 en Honey Space Gallery, ubicada en West Side Highway entre las calles 21 y 22 de la Ciudad de Nueva York. Éste era un antiguo almacén que se recuperó para establecer un lugar de exposición independiente dedicado a presentar el trabajo artístico en un entorno no comercial3. El lugar fue dejado intencionalmente “en bruto” y la condición de exhibición fue que la propuesta del artista se adecuara a las características espaciales. La galería funcionaba sin personal, durante el día el espacio estaba abierto al público, la entrada era libre, y no había vigilancia ni restricciones para los espectadores.
La instalación fue diseñada para que el público tuviera una participación activa y la abosluta libertad de apropiarse de la obra e intervenir el espacio. Cabe recordar que la palabra público tiene origen en la pertenencia al pueblo4, en este sentido, el grupo de personas que visitaron la exposición dejaron de ser meros expectadores y se convirtieron en seres activos que formaron parte de la política democrática del lugar.
Un aspecto importante fue que no obstante a que la instalación se montó en un espacio alternativo sin reglas o protocolos curatoriales, la artista incluyó textos e indicaciones en inglés que guiaron al espectador con instrucciones que la propia artista determinó. En el vestíbulo de la galería se leía Portrait of Silvia Elena (Fig.1), las letras negras del título estaban sobre un fondo azul turquesa con matices hacia el blanco, a un lado estaba la matriz de madera grabada con el rostro de la joven, flores y cirios. También había fotografías de Silvia Elena y de otras mujeres desaparecidas o asesinadas y fotocopias de volantes que emitió la Procuraduría General de la República, institución que investiga los delitos en México, para buscar a las mujeres.
1 Swoon, Portrait of Silvia Elena, 2008, instalación, detalles, Honey Space Gallery, NY, (fotografía de Swoon).
De lado izquierdo del vestíbulo había un pequeño marco (Fig.2) que contenía el siguiente texto:
2 Swoon, Portrait of Silvia Elena, 2008, instalación, detalle, Honey Space Gallery, NY, (fotografía de Swoon).
In order to view the Portrait of Sylvia Elena, it is necessary to desdend into the hole. By entering, you asume all risk of injury to yourself.
que quiere decir:
Con el fin de ver el retrato de Silvia Elena, es necesario que descienda en el agujero. Al entrar, usted asume todo el riesgo de lesionarse a sí mismo.
En el espacio de la instalación, se tenía que descender por un hoyo y una escalera para visitar la obra. La propuesta fue un recorrido dirigido con una evidente carga ritual simbólica que se incrementaba al bajar y adentrarse lentamente al entorno. Se veía, se sentía y se respiraba una cantidad considerable de escombros y polvo. Conforme pasaron los días fue perceptible el olor putrefacto de las flores y el agua, pues no se cambiaron en el tiempo que duró la instalación. Era un área en penumbras en donde apenas algunos cirios y veladoras ubicados en distintos puntos del lugar iluminaban el camino. Había días en los que los cirios estaban apagados y la iluminación provenía del mismo agujero que daba entrada al lugar. En uno de los muros de ese sótano se encontraba el mural Retrato de Silvia Elena (Fig.3).3. Swoon, Portrait of Silvia Elena, 2008, instalación, detalle de la vista interior, Honey Space Gallery, NY, (fotografía de Swoon).
Dentro, se escuchaba un audio ambiental que era el testimonio de la madre de Silvia Elena:
Pos ahí ta mi hija, sus restos, así venimos y le quitamos la tierra. No, ya cuando venimos otra vez ya está bien lleno otra vez. Pos quien sabe cómo le pasaría a mi hija eso. No me explico ni a tanta chica que le ha pasado. Cuando me fueron a decir que ya la habían encontrado pos este si fui y la reconocí a mi hija, me llevaron las autoridades a reconocerla, pero ya mi hija ya, ya estaba la, la pura calavera, ya no tenía carne mi hija ya, ya era la pura calavera. Estaba toda enterita, no más, yo digo que le pusieron algo en su cara, porque ella tenía toda su carne pegada en, en el hueso toda, nomás la cara era la que no tenía carne. La encontré desnuda, no tenía nada mi hija, de ropa. Es muy triste, y viera que desde que se fue ella todo el tiempo ahí en la casa hablamos de ella, todo el tiempo nunca la nos dejamos que digamos ora no mencionamos a Helena, todo el tiempo se nos viene a la mente y hablamos de ella.5La narración se grabó en la tumba de Silvia Elena, mientras la madre quitaba las hierbas con una cuchara de metal, sonidos que están registrados en el audio. Desde la perspectiva de Swoon y su colaboradora Tennessee Watson, la necesidad de incluir el audio estuvo fundamentada en la búsqueda de diversas capas narrativas, los afectos, el recuerdo y el testimonio que contó una verdad desde lo íntimo-personal. Como estrategia estética, los elementos que se incluyen en la instalación se pueden asociar con el concepto freudiano de lo siniestro, entendido también como “la inquietante extrañeza” o “lo ominoso”. Sigmund Freud define lo siniestro como “aquella suerte de espantoso que afecta a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás”.6 Es decir, lo familiar, en ciertos escenarios, puede volverse siniestro.
Tal categoría funciona como dispositivo que trae al presente algo que recuerda al pasado traumático. Al recorrer la obra, el espectador conoció mediante un caso particular una situación social que produce incomodidad. El observador, adentrado en el sótano de la instalación, al escuchar las palabras de Ramona pudo ser testigo del hallazgo del cuerpo de la joven, y con la repetición del audio revivió este sentimiento de angustia que se produjo ante la contemplación de las formas estéticas de lo siniestro. Esta experiencia perturbadora se interrelacionó con diferentes dimensiones de la memoria: la dimensión testimonial de la madre que presenció la tragedia; la dimensión del artista que hace de ese testimonio un uso estético político y la dimensión de la memoria colectiva de los que conocen la obra y el motivo de creación.
En general los espectadores vivieron una experiencia perturbadora que a la vez despertó empatía con la víctima representada, las reacciones fueron variables según la nacionalidad del público. Los mexicanos relacionaron las flores, las fotografías y las veladoras con un altar de día de muertos. Por su parte, el público neoyorkino que comprendió la obra mediante las traducciones, realizó acciones a favor del reconocimiento de la retratada. Algunos de ellos regresaron a colocar más veladoras, dinero y escritos en español, en uno de ellos se leía: “no tenía otra cosa que dejar pero dejo esto” (Fig.4). Por consiguiente, la obra se transformó con el paso de los días. Los elementos sensibles de la instalación permitieron una activación estética en el espectador. Primeramente conoció el caso de Silvia y los feminicidios en México, y segundo con los objetos que colocaron se solidarizaron con la problemática que se da en la frontera de México pero que también compete a Estados Unidos.
4. Swoon, Portrait of Silvia Elena, 2008, instalación, detalle interior, veladoras y recados dejados por los visitantes, Honey Space Gallery, NY, (fotografía de Swoon).
Con respecto a las instalaciones la artista comenta:
En las dos primeras exhibiciones en San Francisco y Nueva York simplemente estaba motivada a compartir la pieza de la manera más ampliamente posible, estas son dos de nuestras ciudades más grandes, y es una historia que creo que al igual que yo, los estadounidenses necesitan para entender que esta problemática se crea en nuestras fronteras, y también es producto de nuestro mercado de drogas. Esto es algo que también es nuestro, aunque tratamos de dejarlo "al otro lado de la frontera". Cuando la gente se entera de la historia (de Silvia Elena) se horrorizan pero no saben qué hacer. Algunos preguntaban si las chicas eran prostitutas, como si eso pudiera explicar sus muertes. Esta es otra manera de tratar de mantener esta horrible situación "al otro lado" para que la gente siga creyendo que sus vidas "normales" están a salvo de tal inequidad.7La relación que hace Swoon entre los feminicidios y el mercado de drogas proviene de una de las hipótesis de investigación que se han planteado sobre estos sucesos. Se estima que los grupos criminales de México tienen estructuras complejas que desprenden otros grupos delictivos. Si un grupo se dedica mayormente al narcotráfico, puede haber miembros que a su vez cometen otros delitos como trata de personas, secuestros, homicidios y extorsión, por mencionar algunos.8 Estas convergencias y los problemas sociales que derivan han sido objeto de estudio de periodistas, académicos, organismos internacionales y artistas.
Como parte de la narrativa artística de la instalación que pretendió visibilizar los hechos, Swoon incluyó fotografías relacionadas con aspectos personales y afectivos de Silvia Elena. Estaba retratada con el vestido de sus XV años en su habitación y otras con familiares como parte de su cotidianidad. También se incluyeron objetos personales de Silvia, notas, un espejo, un peine y una peineta, elementos que remitían a la intimidad y al cuerpo, que junto con los olores de las flores y en agua putrefactas como deterioro de elementos orgánicos, establecieron un vínculo entre la materia y el suceso del cual se fundamenta la obra (Fig.5).
5. Swoon, Portrait of Silvia Elena, 2008, instalación, detalle, Honey Space Gallery, NY, (fotografía de Swoon).
El proceso creativo del Retrato de Silvia Elena incluyó la labor de investigación en la organización de Ciudad Juárez Nuestras Hijas de Regreso a Casa, A. C. y la artista mantuvo estrecha relación con los familiares de las víctimas de algunos feminicidios y desapariciones forzadas. Esta práctica artística vinculada a la memoria, a la ausencia de justicia y al activismo de los familiares de las víctimas, despliega el duelo en múltiples dimensiones que en conjunto evidencian la compleja problemática del feminicidio y el homicidio doloso. El duelo personal que viven los familiares de las víctimas se lleva a la esfera pública mediante la materialidad de la obra, la estrategia plástica de la reproducción y exhibición en el espacio común, en el aparecer de la imagen y en la evocación y representación de la ausente.
Entre la representación de la ausencia o la ausencia representada, el muro que soporta las obras también es un duelo entendido desde una doble dimensión, en tanto luto como conexión elaborada de la melancolía y el duelo como versus, como la disputa de aquello que se gira y observa de frente a su oponente, la disputa que sucede en la pared y esta que nos mira. El duelo de presencia y ausencia a través de la re-presentación es en el sentido propuesto por el filósofo francés Jean Luc-Nancy (1940), en donde la representación no es entendida como una reiteración, sino más bien como un refuerzo de la presentación. También surge una relación entre re-presentación y re-producción, la primera invocando a la presencia-ausencia en la imagen y la segunda de la imagen, es decir, una cuestión material-física.9
Para producir la obra en torno a la memoria de traumas sociales, Swoon desarrolló procesos de creación que implicaron desplazamientos al lugar de los hechos, entrevistas con familiares y contacto directo con los vestigios y objetos personales de la víctima. De manera que también la artista es documentadora y testimoniante del dolor de los demás.10 Siguiendo el pensamiento de la pensadora Ileana Diéguez y desde la noción de supervivencia de Aby Warburg y retomado por Georges Didi-Huberman, lo que configura la memoria de las imágenes son las diversas cargas de experiencia que ellas acumulan, en tanto huella de vida pasada, de lo que fue y ya no está, la supervivencia refiere también de las acumulaciones de experiencias en el tiempo, de los múltiples acontecimientos pasados, de los “residuos” vitales que se condensan y hablan en las obras.11
En los feminicidios
En las teorías planteadas por la antropóloga hindú Veena Das (1945), las situaciones en donde el cuerpo expresa las tensiones y traumas producidos en contextos sociales en circunstancias de exceso o de anormalidad, plantean el dolor como una realidad construida socialmente para ejercer control, produciendo una inscripción social: el dolor como un medio a través del cual la sociedad establece su propiedad sobre los individuos y a través del cual se representa el daño histórico que se le ha hecho a una persona “que a veces toma la forma de una descripción de los síntomas individuales y otras veces, la de una memoria inscrita en el cuerpo”.16
En estas circunstancias, las dificultades para procesar el dolor y realizar el duelo se complejizan por el régimen patriarcal-clasista-racista y la carencia de justicia. Ramona, la madre de Silvia Elena, comentó que después de buscar a su hija y esperarla sin dormir “al día siguiente se fue mi esposo y mi hijo… y pusieron luego luego una denuncia. Pues no, la policía luego luego dijo que no, que a lo mejor, que mija a la mejor se había ido con algún muchacho, que ellos iban a esperar 72 horas”. Cuando la familia regresó con las autoridades manifestaron “y que no, que nada, que no la habían encontrado… luego ya mi hijo me sacó mil volantes… y este se fue a trabajar todas las noches, ir a poner volantes en las ruteras, en las tiendas, en los restauranes… y no aparece, como si mija se la hubiera tragado la tierra”. Ramona recuerda que los funcionarios le decían “señora, ya tenemos muy buenas investigaciones, no le decimos nada porque usted platica y después se reboruja todo”.17 En estos comentarios que recuerda la madre, es visible que el proceso para el ejercicio de justicia se subordina al prejuicio de género considerando que la mujer todo lo platica y eso entorpece las acciones judiciales. A la fecha no hay responsables.
Ante estas situaciones, el arte puede ser una vía de denuncia y de sensibilización social. Las imágenes multisensoriales que eran parte de la instalación y la estrategia estética de la artista permitieron conocer los efectos que hubo en el público cuando conocieron los hechos violentos y discriminatorios que suceden en México. Mayormente la reacción fue de empatía, posiblemente porque las piezas no referían a la violencia explícita. Con la exhibición de las obras Estados Unidos, la artista buscó concientizar las problemáticas que nos competen a ambas naciones por el hecho de compartir frontera.